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Elika Ortega es candidata al doctorado en la Universidad de Western Ontario, Canadá. Entre otros proyectos, es integrante del laboratorio Cultural Complexity and Digital Humanities (The CulturePlex) y de la Red de Humanistas Digitales (México).
Ernesto Priego: ¿Puedes decirnos quién eres, qué haces y cómo es que tu trabajo estaría relacionado con las humanidades digitales (HD)?
Elika Ortega: Soy candidata al doctorado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Western Ontario. Trabajo en el CulturePlex Lab donde me encargo de la supervisar la producción de contenido en varios proyectos como bases de datos, websites y desarrollos de software. También fui editora en jefe de literatura de Entrehojas, la revista departamental en el periodo de 2011-2012. Mis antecedentes académicos son en literatura y mis intereses de investigación siguen siendo bastante literarios, aunque ahora he volteado a los medios digitales de producir, distribuir y leer narrativas literarias.
La pregunta que realmente me intriga es cómo la literatura persiste y se adapta a cualquier medio a la que la sometamos.Yo no diría que mi trabajo está relacionado a las humanidades digitales, sino que solamente es posible como es a partir de la dupla computadora-humanidades, al menos, de dos formas: los medios usados y los objetos de estudio. En cuanto a los medios, algunos de los proyectos en los que participo no serían posibles sin el componente digital/computacional: no tendría una revista que editar si no hubiera una plataforma de OA [acceso abierto] que usar, no habría contenidos que diseñar si no hubiera una aplicación móvil para la enseñanza como Dr. Glearning. Habría otros medios y probablemente los mismos contenidos en otras formas, claro, pero sería algo diferente a lo que hago específicamente.
El segundo es el estudio de objetos culturales digitales que no existirían en su forma presente si no fuera por su componente digital. Otra vez, es posible que existieran pero no sería exactamente lo mismo. Habiendo dicho eso, yo creo que el trabajo de los humanistas digitales es un esfuerzo en proceso y con un sentido de anticipación. Todo el tiempo se están proponiendo formas de estudio y nuevos objetos digitales que estudiar se crean constantemente. Me parece que muy pocas cosas han sido establecidas y siento como que todos, de alguna forma, estamos aprendiendo a ser humanistas digitales.
EP: ¿Nos podrías contar más sobre tu experiencia como una académica mexicana en Canadá? ¿Cuáles son las principales diferencias que encontraste; tuviste algún tipo de “choque académico cultural”?
EO: Nunca trabajé en humanidades digitales en México, así que los primeros choques culturales académicos pasaron en aspectos más “convencionales” de la academia. Darme cuenta de cuánto costaba la educación fue uno de ellos. Pero el mayor fue la disponibilidad de recursos en forma de libros en el momento cuando me mudé aquí, y de cierta forma sigue siendo el mismo ahora aunque con otro tipo de recursos como la gente con la que trabajo. Ese fue el choque cultural académico más grande cuando me involucre en HD, el trabajo en conjunto con gente de otras disciplinas (informáticos sobre todo) y aprender a conversar con ellos.
EP: En mi propia experiencia, he visto que los “informáticos” y otras personas con diferentes formaciones académicas trabajando en humanidades digitales suelen tener mejor conocimiento de humanidades que los humanistas de ciencias de la computación (o simplemente de codificación). Hay una cierta tendencia (que a veces llamo “El efecto Busa”) de los humanistas a tratar a los que hacen el aspecto computacional de proyectos de humanidades digitales como inferiores a los objetivos “más elevados” de la investigación en humanidades. ¿Así lo has visto tú? ¿Todavía estamos hablando de dos culturas académicas distintas, o hay esperanza de que los humanistas tomen un rol más activo en lo que respecta a la computación?
EO: El primer punto que mencionas es completamente cierto. Cuando comencé a involucrarme en HD tomé un curso de Python y me era evidente que estaba mucho más perdida que mis colegas informáticos en una clase de literatura. Puede ser que todo el mundo se sienta así fuera de su disciplina. En este momento y con una visión interna, yo realmente no veo ya dos culturas académicas, sino especialidades, como siempre. La forma en la que lo he experimentado – haciendo el esfuerzo de convertirme en humanista digital – ha sido reconociendo mis limitaciones pero también todo lo que puedo ofrecerle a un proyecto.
Tengo la fortuna de que en los proyectos en los que trabajo existe casi una codependencia entre contenido (como el lado humanístico) y forma (como la parte de desarrollo) y por lo tanto no hay “competencia” entre las disciplinas. Esto lo hemos hecho conscientemente. Es difícil deshacerse de los binarios, lo cual, sin duda, refleja que no hay una integración completa todavía, pero no sé si eso es algo completamente malo. Me gusta pensar en esto como algo que aprendí durante los cursos de análisis de textos en la licenciatura en los que mis maestros insistían tanto en el principio de forma-es-contenido y contenido-es-forma.
En cuanto a la última parte de la pregunta, realmente no sé qué responder. Por un lado yo veo esperanza, porque soy optimista, porque me gusta lo que hago y veo su potencial. Pero también veo a mucha gente que se resiste a usar o tener nada que ver con la tecnología – lo más raro es que no la rechazan por no ser tan elevada como las humanidades, sino por lo opuesto, superior e inaccesible. Es una actitud muy derrotista y va de la mano con la idea de que las humanidades están destinadas al olvido. Así que en realidad creo que se reduce a tener la voluntad y hacer el esfuerzo deliberado de involucrarse más de cerca con la tecnología y darse cuenta de que es el trabajo exclusivo de los humanistas mantener la relevancia de la disciplina e interesar a otros en ella.
EP: ¿Nos podrías contar un poco más sobre tu trabajo en Entrehojas, y cómo ves el futuro de la revista en el paisaje de la publicación académica en línea por un lado y en los estudios hispánicos por otro? ¿Sabes por ejemplo quiénes son sus lectores y si se lee en Latinoamérica?
EO: Entrehojas es por mucho uno de los proyectos más queridos en los que he trabajado sobre todo porque he estado involucrada desde sus orígenes. Al inicio, mis colegas y yo nos dimos cuenta que hacía falta pensar en cosas nuevas, literalmente, todos los días: el nombre de la revista, las políticas de presentación, los tipos de artículos que publicaríamos, el idioma de publicación, las secciones, las licencias, etc. muchas de las cuales tenían que decidirse en ese momento para poder lanzar la convocatoria y el diseño del sitio en BePress, que es flexible pero sólo hasta cierto punto. Tomar esas decisiones no es fácil y aprendí mucho de la experiencia. He tenido cualquier puesto posible desde correctora de estilo, a revisora, a editora. Y realmente debo admitir que al inicio del proyecto no tenía idea de cómo hacer ninguna de esas cosas y, ahora, tres años después es muy lindo ver toma forma.
La idea de hacer una revista OA de estudiantes de posgrado tuvo el propósito inicial de establecer un espacio de entrenamiento tanto para el comité editorial como para los autores. No tardamos nada en darnos cuenta de que había mucho material relevante que no entraba en el ámbito de las revistas académicas porque son “artículos de posgrado” pero que tienen su lugar en la ecología académica y tienen algo que contribuir a la investigación de su tema. Por otra parte es saber eso, como una corazonada y otra muy distinta verla en acción. Durante el año que fui editora en jefe me enteré de la circulación de la revista que resultó ser una sorpresa para todos. Nos dimos cuenta que el número de descargas era mucho más alto de lo que nos habríamos imaginado (porque fue algo que nunca planeamos, en realidad). Desde la publicación del segundo número a inicios de abril, por ejemplo, todos los artículos en conjunto han sido descargados cerca de mil veces. Así que no hay duda de que hay un nicho para el tipo de manuscritos que publicamos y el medio, definitivamente, ayuda al material encontrar a su público.
Editar una revista de Estudios Hispánicos en Canadá es una cosa rara y hacerlo en OA es la única forma de que tenga sentido si queremos llamar la atención afuera de nuestra pequeña comunidad local hacia donde la disciplina es más común como en América Latina. La plataforma de BePress que nos da el sistema de bibliotecas de Western ha sido muy cómoda para trabajar pero tiene varias limitaciones sobre todo para saber las estadísticas del sitio y, desafortunadamente no sé en dónde se está leyendo la revista. La única pista que tengo que de dónde vienen los manuscritos (muchos de Norteamérica, algunos de Sudamérica y unos cuantos de Europa) lo cual, por lo menos nos da una idea de qué tan lejos puede estar viajando la revista. Lo que sí sé es que hay mucha distribución de boca a boca y por medio de redes sociales que han ayudado al desarrollo del proyecto, que me da mucho gusto porque lo va mucho en la misma línea con la formación de comunidades de HD.
EP: ¿Algún comentario final?
EO: Te quiero agradecer por esta entrevista. He disfrutado mucho tener la oportunidad de hablar de mi trabajo y de cómo lo veo en relación con la esfera de HD más en general. Aunque esto está cambiando, en Western, HD todavía están un tanto marginadas y cuando se añade el componente de Estudios Hispánicos, la cuestión de audiencia se pone tantito complicada. Esperemos que el trabajo de todos los que estamos involucrados en la RedHD (Red de Humanistas Digitales) nos ayude a llegar a más personas y contribuir más al campo.
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